El pirata Melhem

Solo los que no tienen palabra o no inspiran confianza en sus dichos, recurren a un tercero para validar sus promesas.

Por Heriberto San Martin García

Martes, 26 de mayo de 2009
El primer político, de los que están vigentes en estos momentos, que utilizó la estrategia de acudir ante un Notario Publico para formalizar su promesa de hacer tal o cual obra o cumplir un determinado propósito, fue el Gobernador del Estado de México, “El Gaviotón” Enrique Peña Nieto.

Fue el mandatario estatal que posee estampa de galán de telenovela y mantiene relaciones muy cercanas con las televisoras nacionales, quien usó por primera vez a los fedatarios públicos como instrumentos de campaña política.

Fue el mismo gobernador mexiquense quien “pirateó” por primera ocasión el círculo en movimiento que aparece en las computadoras que cuentan con el sistema operativo Windows en la versión Vista. Después vendría el Alcalde reynosense quien copiaría, de acuerdo a la sugerencia de su “pirateador” de imagen, el círculo como logo de campaña y el Notario Publico como garante de la palabra empeñada.

Hago el recuento de estas historias, que denotan violaciones al derecho de autor, poca creatividad y robo de la propiedad intelectual, porque a principios de semana el candidato a Diputado Federal por el distrito 3, Edgardo Melhem Salinas, declaró a los medios de comunicación que firmaría ante un Notario Publico su promesa de volver cada 3 meses a San Fernando, en el muy improbable caso de que triunfe en las elecciones.

De entrada me parece que son muuuuy largos los periodos que fijó el riobravense para atender a sus representados. Bien podría haber ofrecido regresar a San Fernando cada quince días, que le servirían para ver a sus sobrinos y a su hermana, la primera dama de San Fernando… ¿o será que tampoco su cuñado el Alcalde de San Fernando lo quiere?

Por otro lado se nota que Edgardo se quedó con los discursos del pasado, con en el manual de campaña que llevó a Mussy Melhem a la presidencia municipal de Rio Bravo, pues parece que el vendedor de tortas ignora que en la Cámara de Diputados hay un numero telefónico gratuito (numero 800), que la Cámara de Diputados les asigna recursos económicos a sus integrantes para que instalen oficinas de representación en el distrito y que ya existe el internet y la posibilidad de comunicarse vía correo electrónico.

Solamente los que tienen problemas pendientes con la ley necesitan estampar su firma, semana tras semana, para poder seguir gozando de la libertad. Solo los que han perdido la confianza de la sociedad, están obligados a firmar periódicamente para tener derecho a la libertad condicional.
Solo los que han vendido, defraudado o desperdiciado el bien más importante de un hombre, el patrimonio más valioso de los seres humanos: la palabra, tienen que pedir el aval de otros que si tienen credibilidad. Solo los que no tienen palabra o no inspiran confianza en sus dichos, recurren a un tercero para validar sus promesas.

Edgardo demostró con esta ingeniosa propuesta su falta de talento político, su escasa originalidad, lo devaluado que esta su palabra, su disposición a robarse las ideas, las imágenes y las estrategias de otros… que a su vez lo plagiaron antes.

Edgar Melhem recurrió a un truco que les funcionó a otros, para remediar la pérdida de confianza que ha obtenido en más de diez años de lucrar con la política, de trabajar como burócrata.
En resumen: Edgardo Melhem Salinas no tiene palabra