LA VUELTA DEL PRINOSAURIO

Por Pablo Balboa

16 de julio de 2009.

Cuando, en el año 2000, el PRI fue sacado de los Pinos por los panistas y Vicente Fox, mucha gente pensó con optimismo que había llegado a su fin un período de 70 años de partido de estado, en el que la corrupción, la impunidad, el fraude y los grandes desvíos de recursos públicos a favor de la cúpula del partido oficial, eran métodos de gobierno.

Muchos mexicanos pensaron que había llegado a su fin algo que fue parte de la historia política: la enorme violencia usada por el sistema, entonces imperante, contra los movimientos populares, de obreros, campesinos, estudiantes, médicos, etcétera, que culminaron con la masacre del 2 de octubre del 68, contra el movimiento estudiantil-popular; el 10 de junio de 1971 con el ‘halconazo’ de Luis Echeverría, y la represión a los ferrocarrileros en 1958-1959; o la matanza de Acteal y Aguas Blancas, por Ernesto Zedillo.

Pero a pesar de la derrota del 2000, aquel gigantesco y terrible reptil prehistórico, el PRInosaurio, no estaba muerto; andaba de parranda.

Y, si, en 2006, su candidato presidencial, Roberto Madrazo, pagó caro las culpas por las divisiones y pleitos con sus compañeros priístas, por haber sido impuesto fue relegado a un indigno 3er lugar nacional, hoy, en 2009, es distinto, ante los graves errores cometidos por el PAN y el PRD, las pugnas entre estos partidos, y sus conflictos internos, pero sobre todo por la incapacidad del gobierno de Calderón para resolver la más grave crisis económica que ha afectado al país desde la gran depresión de 1929, así como el fracaso en el combate a la inseguridad y a la delincuencia organizada.

La guerra de los spots generada por Germán Martínez, contra el PRI y el PRD, lejos de alcanzar sus objetivos de afectar en las encuestas al PRI previo al 5 de julio, logró lo contrario.

La gente se hartó de los partidos y sus líderes. Se hablaba de una abstención de más del 60%, aunado a la campaña por el voto nulo, que afectaron más a los partidos sin estructura, al PAN y al PRD. Según cifras extraoficiales, preliminares, el PAN bajó de ser la primera fuerza electoral con 207 diputados, a la segunda, con unos 142; el PRI pasará de ser la tercera fuerza, con 113 diputados, a ser la primera fuerza con 237 legisladores; y el PRD pasa de la segunda a la tercera posición, es decir, de 126 diputados a solo 70 o 71.

Todo indica que la abstención rebasó el 55%, y el voto nulo fue de un 5.4%, cifras que por sí solas muestran que 3 de cada 5 ciudadanos no apoya a ningún partido político y, a pesar de eso, el PRI desplazó al PAN y al PRD; sobre todo al PAN, al que le quitó una de sus gubernaturas.

De esta forma, el PRI, que fue el que se benefició de la inconformidad popular, se pone a un paso de recuperar la Presidencia de la República el 2012, pero sigue actuando igual que antes, o peor que cuando eran gobierno o partido casi único.

Usan los mismos métodos: el fraude electoral, la compra de votos, la entrega de recursos públicos, como despensas, láminas, materiales de construcción; condicionan las obras públicas, como lo vemos en Tamaulipas con Eugenio. También el pago de las campañas con dinero del gobierno; el pago de promotores del voto; la corrupción, la impunidad, la represión, el desvío de recursos, y la falta de transparencia.

¿Qué puede esperar el pueblo de este partido que cambia para que siga igual? Por eso decimos: el PRInosaurio no estaba muerto; ya retornó.