El Policía: ¿Un Defensor de los Derechos Humanos?

María Jaramillo ALANÍS
Razones y Palabras....

A menos de una semana de que inicie el Festival Internacional y a dos meses de que el Gobernador Eugenio Hernández Flores entregue su 5o informe de gobierno, el Estado muestra la cara más cruel y bárbara; la violencia como una salida para “resolver” conflictos entre particulares y que desde hace más de una década permanecieron ahí en “predios irregulares” surtiendo de votos al PRI y al PAN.

El parte oficial de la Mano con Mano en Tampico es de 65 personas detenidas, 24 de ellas turnadas al juez calificador y 16 heridos como resultado del desalojo que según los periódicos porteños se ordenó desde la Secretaria General de Gobierno.

En el operativo intervinieron más de 200 elementos de la Policía Metropolitana y sus fuerzas especiales quienes irrumpieron en humildes viviendas golpeando con tablas, toletes y peñascazos a los habitantes de ese sector.

Por si fuese poco, dichas acciones de las “fuerzas especiales” estatales y municipales golpeando con lo que se tuviese a la mano a los habitantes de la Mano con Mano para quitarlas del predio, demuestran una sola cosa; que por más cursos de capacitación que se les de, el policía debe tener una carga de odio y rabia por sus semejantes y en su interior a un delincuente en potencia.

Además, apenas el martes pasado el Ombudsman José Luis Soberanes Fernández reconocía al gobierno de Eugenio Hernández Flores como una administración que respaldaba la vigilancia y observancia de los derechos humanos e individuales de las personas y, los empleados de la Secretaría General de Gobierno y de la Procuraduría de Justicia, demostraron con la golpiza dada a hombres mujeres y niños, que esos conceptos se quedaron en los boletines.

Pero antes hay que señalar que el predio “Mano con Mano” además de inundarse desde siempre, contaba con servicios básicos, es decir, los tres ordenes de gobierno supieron de su existencia antes del día de ayer, pues ahí se contaba hasta con casillas para acudir a votar, luego entonces PRI y PAN usaron electoralmente a los habitantes de ese “predio irregular” y más grave aún, sus operadores políticos desde ayer son delincuentes que invadieron el predio de la “Mano con Mano”

No hay que olvidar al alcalde porteño, Óscar Pérez Inguanzu, un oportunista que se ufana de ser “un geñista puro” y que junto a Javier Gil Ortiz y Arturo Díez Gutiérrez dicen tener derecho de suceder a Hernández Flores.

Hoy aún se pueden leer los anuncios de la campaña por la alcaldía del puerto: “Tampico necesita un Óscar....Pérez Inguanzu”, hoy a casi dos años Pérez es un fiambre político por si no se ha dado cuenta. Y las “valientes” acciones en contra de ciudadanos humildes, cuyo delito es la de no tener un sitio donde vivir, son el clavo que necesitaba su ataúd.

Como dice el texto de un hermoso boletín oficial: Se ubica Tamaulipas como punta de lanza en defensa de garantías y con la firma del programa "El Policía: Un Defensor de los Derechos Humanos"...

Hoy nada de eso suena a verdadero, pues ni se respetan los derechos individuales ni humanos y el policía es lo que siempre ha sido; un represor al servicio de quien detenta el poder político.

Los cómplices de la brutal golpiza a los ciudadanos de la Mano con Mano están en una fotografía que se publicita en todos los medios: La Procuraduría General de Justicia, Secretaría de Seguridad Pública, El Óscar que los tampiqueños querían, además del ITAVU y la Secretaria General de Gobierno, sin olvidarnos de Ausencio Eng Miranda, liderzuelo que vendió a los habitantes de aquel sector por unos cuantos pesos.

Alguien tiene que renunciar...

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